Hace unos días presentamos un trabajo que, durante toda una década, hemos realizado en la Unidad de Cirugía Genital de IM CLINIC. Una Unidad que inauguré en 2006 con un solo objetivo, dar visibilidad a una demanda que existía pero que, por culpa de tabús o de desconocimiento, muchas mujeres no sabían donde acudir. Recuerdo que, por aquel entonces, muchos tildaron este tipo de cirugía como frívola, innecesaria o como una moda, obviando que la mayoría de mujeres que pedían este tipo de cirugía lo hacían porque lo sentían como una necesidad real. Una necesidad que partía de unos problemas funcionales, de un malestar sincero, de repetidas infecciones, de pérdidas de orina o de problemas en su vida sexual.
El estudio, que abarca desde 2006 a 2015, (aunque ya realizaba este tipo de intervención desde el año 2000) y que se ha hecho sobre 1.164 pacientes de la clínica que ya se han operado, desvela algunos datos muy interesantes y tira por tierra algunas de esas teorías que hace diez años algunos reivindicaban a través de algunos medios de comunicación:
Ni es una moda (la demanda aumentó durante los primeros años para luego estabilizarse hasta la fecha), ni las pacientes son solo actrices de cine pornográfico (he operado solo a un puñado de ellas), ni son jovencitas en edad de experimentar (las estadísticas dice todo lo contrario), ni son mujeres con problemas psicológicos (suelen ser pacientes muy seguras de ellas mismas en las que un problema físico limita su sexualidad).
Es cierto que durante estos años el perfil de la paciente que acude a nuestra Unidad de Cirugía Genital ha evolucionado, pasando, a grandes rasgos, de una mujer joven con problemas congénitos a una mujer madura, preocupada por su sexualidad y la funcionalidad de sus órganos sexuales. Como también es cierto que la información (a través de los medios de comunicación, de especialistas, de internet, etc.) ha sido clave para que muchas mujeres llegasen a la consulta de un médico especialista.
Pero, sobre todo, lo que desvela este estudio es que las mujeres, sobre todo cuando ya han pasado de los 40, se sienten más seguras de su sexualidad y exige tener una vida sexual activa, sin que el paso del tiempo, los partos o los problemas de salud interfieran en ella.
Con motivo de la presentación de este trabajo, Woman’s Day quiso hacerme una entrevista que ahora comparto con vosotros.
¿Está la sexualidad de la mujer mal vista?
Sí, pero cada vez menos. Durante muchos años, incluso siglos, se pensó en la sexualidad de la mujer desde un punto de vista pasivo. Eran los hombres los que cortejaban, los que pedían en matrimonio a las chicas. Hoy en día, la mujer es una persona activa en todas las facetas de la vida: laboral, intelectual, social… y, por supuesto, también sexual.
¿Como podríamos cambiar esto?
Dando más visibilidad al papel activo de la mujer.
¿Hay diferencia en la sexualidad según la edad de cada mujer?
Tradicionalmente se pensaba que el deseo en la mujer era menor que en el varón y que a medida que la mujer maduraba ese deseo se enfocaba hacia la maternidad. Hoy sabemos que esto no es cierto porque el rol de la mujer en las relaciones sexuales ha cambiado.
Evidentemente existe una parte importante de experiencia y seguridad en uno mismo. La mujer madura cada vez es más exigente en su sexualidad y ha aumentado su papel activo en las relaciones sexuales. Las chicas más jóvenes, en cambio, están en un proceso de descubrimiento.
¿A qué edad disfruta más del sexo la mujer?
No creo que el goce de las relaciones sexuales tenga que ver con la edad, sino más bien con la autoestima. Existen momentos en la vida de la mujer (al igual que en la del hombre) en los que quizás no se sienta bien consigo mismo o con su entorno y otros en los que se siente muy segura con ella misma. Cuando la autoestima aumenta, la mujer disfruta más de las relaciones sexuales y se siente más libre para exigir a su pareja.
¿Se siente más sensual a medida que cumple años o al revés?
La mujer joven se siente más segura de su cuerpo y eso la hace sentir más sensual. La mujer madura, en cambio, se siente más segura de su sexualidad y ello también la hace sentir sensual. Cada edad tiene su encanto y la mujer lo sabe encontrar.
¿Podría darnos unas claves para tener una vida sexual plena a cualquier edad?
Aunque esto es algo muy personal, creo que que es importante tener claros 4 puntos: primero, desprenderse de tabús y de prejuicios. Otro punto es conseguir que la búsqueda y el descubrimiento de nuevos aspectos de nuestra sexualidad no acabe nunca, no pensemos nunca que ya lo sabemos todo ni de nuestra pareja ni de nosotros mismos; el mayor órgano sexual de nuestro cuerpo es el cerebro, por ello es muy bueno hablar abiertamente sobre sexualidad con nuestras parejas; pero creo que el punto más relevante es la autoestima, mantenerla alta tanto en lo que concierne a nuestro cuerpo como a nuestras capacidades.
¿Cómo cambia la vida sexual de la mujer después del embarazo? ¿Cómo afectan los cambios físicos?
El embarazo o el parto no tienen porqué ser un punto de inflexión más allá de la relación entre sexualidad y nocturnidad. Es cierto que cuando nacen los niños, la calidad del sueño no es el mismo; la mujer, especialmente si amamanta, está más pendiente del bebé; el cambio que supone de pasar de pareja a familia, también suele pasar factura… pero todo acaba pasando.
Cuando el problema son cambios físicos como por ejemplo la alteración del canal vaginal, de la pelvis o del perineo, esto sí puede afectar al placer y, por lo tanto, a la sexualidad. Es cierto que durante mucho tiempo se ha pensado que esto era normal, pero no debería serlo, la mujer no tiene porqué renunciar a una parte tan importante de su vida. Todo ello se puede solucionar y superar, ya sea a través de terapia específica o de cirugía, para seguir manteniendo una vida sexual sana y plena.
¿Cómo podemos recuperar una vida sexual plena después de tener un hijo?
Primero, debemos encontrar un espacio a las relaciones sexuales, hacerles un hueco en la agenda. Pero si existen problemas, las mujeres deben ser sinceras con ellas mismas y no asumiendo que es normal tener problemas, simplemente por haber tenido un hijo. No se debe culpar la maternidad y menos convertirla en la pérdida de una relación sexual satisfactoria y plena. Cuando hay problemas, debemos acudir a un profesional y expresarle de manera sincera nuestras inquietudes. Pero sobre todo, es muy importante el nivel de comprensión de la pareja, debe apoyar a la mujer, hablarlo y pensar que las relaciones sexuales deben ser satisfactorias para ambos.
¿Cuáles son sus recomendaciones para disfrutar de una sexualidad plena tras la menopausia?
Lo primero que hay que hacer es dismitificar la menopausia como un punto y final de la sexualidad femenina. Es cierto que existen ciertos cambios en la mujer que pueden dificultarla, como la disminución de la lubricación vaginal, la caída de las hormonas, cambios físicos que pueden afectar a su autoestima… todo ello puede disminuir la líbido, pero no debe ser el final de nada, pues existen soluciones que van desde el uso de lubrificantes, al tratamiento fisioterpeútico, médico o quirúrgico, según la gravedad de cada caso. Lo importante aquí es consultar con un especialista y hablarlo con la pareja.
¿Después de una reconstrucción del aparato sexual femenino se disfruta igual de las relaciones sexuales?
Si estamos hablando de la reconstrucción post Mutilación Genital Femenina, debemos tener en cuenta que las mujeres que pasan por esta cirugía no están buscando el placer sexual, sino la reducción del dolor, de las infecciones de orina, del malestar físico… La mutilación genital femenina es una tortura que coarta la vida de la mujer tanto desde un punto de vista físico como psicológico. La parte física la podemos recuperar gracias a la cirugía, la parte psicológica requiere más tiempo. Pensemos que estas mujeres asocian la sexualidad con dolor, cambiar esto es más difícil y complejo. Además, la sexualidad se aprende y ellas han perdido mucho durante el camino. ¿Es posible que estas mujeres una vez operadas sientan placer sexual? Por su puesto que sí, pero como ya he comentado, nuestro mayor órgano sexual es el cerebro y éste necesita tiempo para eliminar el dolor vivido y aprender a disfrutar de la sexualidad.