“Somos lo que comemos”. Está típica frase se convierte en una gran afirmación a cada estudio sobre dieta y salud que puedo leer.
Todos sabemos que el consumo excesivo de grasas saturadas puede producirnos más de un problema de salud: diabetes, enfermedades coronarias, una mayor incidencia de distintos tipos de cáncer, hipertensión, enfermedades del hígado, etc. Pero hasta hace poco no habíamos comprobado que comer demasiados bollos o tener una dieta a lo McDonald también nos afecta mentalmente.
Y es que resulta que un estudio, esta vez realizado por científicos españoles, demuestra que una dieta rica en grasas saturadas y trans (bollería industrial, comida precocinada, alimentos ricos en mantecas, etc.), es decir, las que son perjudiciales para nuestro organismo, podría incrementar hasta en un 30 % el riesgo de sufrir depresión. Recordemos que más de 150 millones de personas en el mundo sufren esta enfermedad, por lo que las conclusiones de este estudio pueden ser un gran paso adelante para abordar este problema de salud.
Por cierto, comer mal no sólo nos hace ver la vida con ojos más tristes, sino que también empeora nuestra memoria.
Así que hagamos bandera de nuestra dieta mediterránea y de nuestros arroces, legumbres, pescados, ensaladas y frutas, porque es posible que seamos más felices si comemos mejor.