Todos sabemos (o deberíamos saber para evitarnos más de un disgusto) que las fotografías que vemos en los anuncios o portadas de revistas (ya sean de personajes famosos o de modelos) están retocadas gracias al photoshop. Y cuando digo retocadas, no me refiero a pequeños cambios en la luz, quitar ojos rojos o recortar el encuadre de la imagen, sino a cambiar la textura de la piel, agrandar los ojos, empequeñecer la nariz, quitar papada o eliminar arrugas, celulitis, grasa localizada… De hecho, algunos anuncios que utilizaban dichas imágenes tan retocadas (como el de una conocida marca de cremas y Julia Roberts) causaron tal revuelo que en algunos países se llegaron a retirar acusadas de publicidad engañosa.La artista italiana Ana Utipia Giordano ha ido aún más allá y ha decidido hacer pasar por los mismos retoques a las Venus más conocidas del arte occidental (por cierto, algunos de estos cuadros, causaron un escándalo cuando se expusieron por primera vez), con la intención de denunciar “la inclinación de la sociedad moderna y empresas publicitarias para corregir la mayor parte de imágenes de cuerpo femenino para alcanzar una perfección falsa, correspondiente a una realidad inalcanzable”. Así, la artista ha reducido caderas, allanado tripas y estilizado brazos y piernas de las diosas del amor que protagonizan magistrales obras de arte centenarias. Con esta exposición, Utopia pretende demostrar que “el modelo de belleza ha evolucionado a lo largo de la historia de la humanidad”, lo que ha dado pie a un intenso debate en redes sociales.
Pero cuando miro bien las imágenes me doy cuenta que el resultado, en la mayoría de los casos, no es tan espectacular como cabría esperar. ¿Por qué? Porque si bien algunos conceptos de delgadez han ido variando a lo largo de la historia, la armonía de las proporciones está muy presente en las damas de los cuadros originales. Porque cuando miramos un cuerpo bonito, nos fijamos más en sus proporciones, en la armonía de su silueta, en la tersura juvenil de su piel, que en el peso en sí.
La última portada de la revista francesa Elle me lo viene a confirmar. En ella aparece la espectacular modelo Tara Lynn con su talla 48. No me vale que digan “mira hasta las gorditas pueden lucir” (como ya he oído), sino mirar realmente el cuerpo de esta mujer, de sus proporciones, de su piel tersa sin cúmulos de grasa (retoque de photoshop?), en la belleza de su rostro.
Por todo ello sigo creyendo que la Belleza (física) es básicamente armonía en las proporciones, no una talla de pantalón concreta o una copa de sujetador específica, pero también es cierto que los constantes retoques en imágenes publicitarias o no, pueden llevar a muchas personas a tener unas falsas expectativas cuando se someten a un tratamiento o simplemente se compran un crema, porque la piel que están viendo en dichas imágenes no existe ni ha existido.