Desde que el hombre se organiza en sociedad, es decir, desde la prehistoria, hasta nuestros días el ideal de belleza ha ido evolucionando, aunque ha cambiado menos de lo que podríamos imaginar. La apariencia del ser humano ante sus semejantes ha sido una de las preocupaciones prioritarias a lo largo de la historia. El culto al físico no es algo nuevo, desde la prehistoria hasta nuestros días, pasando por el Antiguo Egipto o el Renacimiento las personas hemos hecho todo lo posible para acercarnos al ideal de belleza de cada época.
Pero entonces ¿por qué nos dicen y nos repiten que vivimos en la época del “culto al cuerpo”?
En realidad fueron los antiguos griegos, los de la Grecia Clásica, quienes difundieron por Europa el culto al cuerpo y la pasión por los productos de belleza. Desde entonces hasta principios del siglo XX y la masificación del cine, las clases dominantes imponían una moda con dos intenciones: la primera acercarse al ideal de belleza que por entonces imponían sobre todo los artistas pictóricos y escultóricos, y por otro diferenciarse en la apariencia de las clases más humildes. Cuando estas clases conseguían llegar a parecerse al modelo de belleza de las clases dominantes, éste cambiaba para volverse a diferenciar. Un ejemplo, los rostros blancos eran considerados hermosos mientras las personas de clases sociales más bajas trabajaban y se bronceaban en los campos. Pero en el momento que las clases humildes llegaron a las fábricas y su piel se volvió enfermizamente blanquecina, el tono más moreno se puso de moda entre las clases altas
La diferencia es que ahora, en las sociedades occidentales, los cambios son más rápidos. A lo largo del siglo XX, dichos cambios se aceleraron gracias sobre todo a los medios de comunicación y en el s.XXI, Internet sigue contribuyendo a ello.
Pero también existe otra gran diferencia a tiempos anteriores: vivimos en una sociedad del bienestar (a pesar de la crisis) que nos permite ocuparnos de estos aspectos más que en otras épocas. Es la moda.