Y llegó el día en que nos pusimos las manos en la cabeza (en otras comunidades lo hicieron mucho antes) porque los procesos quirúrgicos de cambio de sexo quedan sufragados por la Sanidad Pública en Cataluña. Antes de expresar que siento leyendo y escuchando algunos comentarios, quería hacer una diferenciación de transexualidad con otros conceptos que se confunden frecuentemente, pues por desgracia hay mucho desconocimiento.
Homosexual: es la persona, hombre (o mujer), que se siente hombre (o mujer) y que siente atracción sexual por las personas de su mismo género.
Travestido: suelen ser hombres, que sienten placer por vestirse con ropas de mujer, pero que en ningún caso se sienten miembros del género femenino, sino que se siguen sintiendo hombres y heterosexuales.
Transexualidad: es un proceso anómalo en el que la persona desarrolla unos genitales que no se corresponden con el género del cerebro. Está dentro del catálogo de enfermedades reconocidas por la OMS y según las últimas investigaciones, se cree que, muy probablemente, se trate de un error en el desarrollo genético en el momento embrionario.
No estamos hablando de una intervención que se hagan por gusto, estamos hablando de la corrección de una enfermedad. Leo comentarios de otras personas que sienten que la sanidad pública no debería asumir este tipo de intervenciones, porque hay mujeres que no les gustan sus pechos o cualquier otra parte de su cuerpo y tienen que acudir a la sanidad privada. Pero no es justo hacer este tipo de comparación porque podemos llegar a ser más macabros y preguntarnos: ¿es lícito que la sanidad pública asuma los costes de las enfermedades respiratorias o cardíacas producidas por el tabaco que fuman voluntariamente, aún con avisos en los paquetes?¿Es correcto que con nuestros impuestos se paguen las intervenciones de personas obesas que han llegado a ello comiendo más de lo necesario? ¿Está bien que entre todos paguemos los carísimos transplantes de hígado por cirrosis en las personas bebedoras?. PUES SI, porque estamos en un país donde la sanidad es universal, donde todos los procesos patológicos están sufragados por los servicios sanitarios públicos (e incluso algunos que no son enfermedades también, como los embarazos). Y la transexualidad es un síndrome que debe ser tratado.
Es cierto que durante muchos años se había discriminado a los transexuales por sufrir su patología, pero esto también ha pasado con otras enfermedades como la epilepsia ( ¡¡que eran quemados en la hoguera!!) o los ancianos con demencia senil o alzehimer quer eran discriminados y hoy en día nadie cree que sea un lujo tratar a alguien con estos problemas.
Discutirles también a algunos sus comentarios demagógicos en los que aseguran que un trasplante de riñón se retrasará en la lista de espera porque hay que operar a los transexuales. En primer lugar, se está operando a personas que llevan muchos años en tratamiento y en lista de espera. Y en segundo lugar, estamos optimizando los recursos sanitarios de los que disponemos, como por ejemplo operar por la tarde, para que en ningún sentido se afecten las listas de espera de otro tipo de intervención.
El cambio de sexo está sufragado por la sanidad pública en muchos países como Canadá, Bélgica, Holanda… o comunidades como Andalucía, Aragón, Madrid…y Catalunya no puede quedar a la cola de un proceso así, porque somos un país moderno con una sanidad ejemplar en el mundo entero. Y esto lo digo con conocimiento de causa, pues he podido trabajar en muchos países del mundo, ricos y pobres, que envidian nuestra sanidad y su nivel.