Ya estamos aquí. Llegamos anoche, de madrugada. Al cansancio de todo un día de trabajo y el ajetreo del viaje se le unió de golpe el bochorno que sentimos al bajar del avión. No fue hasta que recogimos las maletas y salimos del aeropuerto cuando me di cuenta de que había perdido mi móvil. No me lo podía creer. Sé que puede parecer algo frívolo, pero es que en él llevo un montón de información médica que necesito para atender a algunos de los pacientes que voy a tener aquí. El lunes pondremos una cuña en la radio de Bissau por si alguien lo ha recogido. Es que lo necesito…
Hoy sábado no hay pacientes porque tenemos que preparar todo el material de quirófano que hemos traído y comprobar el que ya teníamos aquí. Hemos conseguido arreglar la dichosa resistencia del esterilizador y montar los equipos de anestesia. Y qué decir de las luces de quirófano, de las 15 que hemos traído, sólo una sirve. Lo bueno del caso es que ya sabemos el modelo que necesitamos.
El hospital está lleno de pacientes: niños, bebés, mujeres y hombres. Hay una chica que me preocupa especialmente: está embarazada de gemelos y sufre de preclamsia (tensión muy alta) y esto pone en riesgo tanto su vida como la de los bebés. Estamos valorando hacerle una cesárea. Ya os explicaré.
También hemos ido a ver cómo está Casa Emanuel Biombo y ha sido toda una sorpresa ver a los primeros 10 niños ya viviendo allí, en su nueva casa, con su cuidadora cocinando en las cocinas solares que enviamos. Es increíble lo limpio y ordenado que lo tienen todo.
Esta tarde hemos participado en la fiesta de cumpleaños de todos los niños que hicieron años en noviembre. Sé que estos pequeños no tienen familia, que viven en un orfanato con casi 150 “hermanos” más, pero sin duda estas personas han conseguido convertir Casa Emanuel en un auténtico hogar. Se respira una increíble complicidad entre los niños, una sincera alegría… en definitiva… se respira familia. Y uno siempre se siente honrado por pertenecer a ella.
Por cierto, el país está algo inquieto. Las noticias del grave estado de salud de su presidente no ayudan nada. Muchos creen que el hecho de que no haya servicio de internet en todo el país puede que tenga algo que ver con ello. Lo cierto es que yo he tenido que enviar este mensaje a España por SMS, para haceros llegar esta pequeña crónica.
Mañana vamos a visitar pacientes a las tabankas (poblados) del interior, también a Gambasse. Allí visitaré a las dos pequeñas que operé de las manos en abril. ¡Tengo tantas ganas de volverlas a ver!